Champions: Atlético-Real Madrid

Dios es del Madrid

El Real Madrid eliminó al Atlético y se metió en cuartos de la Champions en una agónica tanda de penaltis

Los de Simeone marcaron a los 27 segundos y se echaron atrás para llegar a la prórroga en la que el equipo de Ancelotti fue muy superior

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El Real Madrid se metió en cuartos de la Champions tras eliminar al Atlético en los penaltis.

Sólo Dios sabía que el Atlético le metería al Real Madrid un gol a los 27 segundos. Y sólo Dios sabía que Vinicius estrellaría un penalti contra el satélite Meteosat. Y que nos iríamos a la prórroga. Bueno, eso lo sabía casi todo el mundo. Y sólo Dios sabía que habría penaltis. Simeone lo sospechaba pero Dios lo sabía. Porque Dios, en la noche del 12 de marzo, demostró que sigue siendo del Madrid. Los de Ancelotti ganaron la tanda y se metieron en cuartos de final de la Champions tras eliminar al Atlético, que se echó atrás nada más marcar y acabó sucumbiendo en la prórroga ante el empuje de los blancos.

Demasiado rácano el Atlético en su planteamiento de todo el partido y demasiado lento el Real Madrid en su control del juego. Menos mal que en la prórroga los de Ancelotti apretaron y menos mal que el italiano sacó del campo a Vinicius ante la tentación de que quisiera lanzar un penalti. La salida de Camavinga, por un Modric intrascendente, y sobre todo de Brahim fueron decisivas para el cambio de imagen del equipo madridista.

Jugaba Mbappé. Perdón. Salía Mbappé. El francés ponía una diana a su tocado tobillo derecho pero se alistaba para el derbi. Vino al Real Madrid para estos partidos y para esta competición, la Champions. Si había una noche para forzar, era esta. Con el francés disponible (siquiera sea a medias) y Bellingham de regreso tras cumplir sanción, Ancelotti tenía hecho el once. Sólo tenía que decidir el acompañante de Tchouaméni y eligió a Modric, por experiencia, veteranía y juego, quizá porque colocar a Camavinga habría sido como ponerte la capucha debajo de un paraguas abierto.

El Real Madrid saltó al césped del Metropolitano con la pírrica ventaja del 2-1 de la ida y estos once muchachos: Courtois; Fede Valverde, Rüdiger, Asencio, Mendy; Tchouaméni, Modric; Rodrygo, Bellingham, Vinicius y Mbappé. Sólo se guardaba Ancelotti las balas de Camavinga y Brahim en la recámara, más allá de la aportación que pudieran hacer Lucas Vázquez o Endrick si el derbi, como era previsible, se hacía largo.

Simeone buscaba LA REMONTADA. Sí, con mayúsculas. Porque remontarle al Real Madrid para el Atlético en Champions equivalía casi a ganar el título, por mucho que la eliminatoria fuera de octavos. A tal fin decidió cambiar de raíz la banda izquierda: fuera Galán y Lino, dentro Reinildo y Gallagher. Los otros nueve eran los mismos del Bernabéu. Es decir, esta era la alineación del Atlético para medirse al Real Madrid en el derbi de Champions: Oblak; Llorente, Giménez, Lenglet, Reinildo; Giuliano, De Paul, Barrios, Gallagher; Griezmann y Julián Alvarez.

Sopapo inicial del Atlético

Pitaba Marciniak, el polaco con la espalda de un montador de muebles. Rugía el Metropolitano desde media tarde y rugió más cuando echó a rodar la pelota a eso de las nueve. Y rugió todavía más 27 segundos después cuando el Atleti logró el 1-0. Fue una apertura de Julián Álvarez hacia la banda derecha. Allí estaba De Paul al que Mendy defendía con la mirada. Centro el argentino, se la comió Asencio, rozó Giuliano y llegó Gallagher para empujarla ante la pasividad de Fede Valverde y Courtois. Pues eso. Derbi nuevo antes de empezar.

Trató reaccionar el Real Madrid al sopapo inicial del Atleti. Ancelotti e hijo no se lo creían. Ambos diseñaron un cambio en la salida de balón, en la que Valverde era mediocentro, Asencio lateral y Tchouaméni central. El Atlético replegó con los once en campo propio. La posesión del equipo blanco era lenta e insulsa. Los de Simeone estaban comodísimos replegados en torno a su área. El partido se jugaba entero en campo rojiblanco. Si me apuran en su área. El único plan del Cholo era replegarse y buscar las contras de Julián y Griezmann.

El Real Madrid acumulaba córners por expreso deseo de un Atlético que se encerró voluntariamente en su área como quien ingresa en un convento de clausura. Vinicius, el único jugador de los blancos que lo intentaba una vez tras otra, pidió penalti por mano de Giuliano en el 19. Tenía razón, pero Marciniak consideró que no era voluntaria ni estaba en una posición no natural.

En el 24 apareció Julián Álvarez para reventar (otra vez) a Asencio y sacarse un disparo a bocajarro que sacó a mano cambiada Courtois. Respondió Rodrygo con un tirito flojo y raso que atrapó abajo Oblak. El monólogo del Real Madrid era denso, plano y aburrido como el BOE. Habíamos pasado la media hora de derbi y había sido igual de piedra que la hora y media precedente.

En el 34 sacó su primer córner el Atlético que acabó en una ocasión por banda que abortó Courtois. Botó otro un minuto después que cabeceó fuera Lenglet porque el Real Madrid es igual de defectuoso atacando que defendiendo. Un equipo sin terminar y pésimamente entrenado. En el 38 Tchouaméni vio una justa amarilla por derribar a Griezmann tras desentenderse del balón. Y en ese mismo minuto casi cae el segundo tras un disparo a bocajarro de Julián Álvarez que sacó con mano firme Courtois.

Atasco en el Metropolitano

El belga ya había hecho tres paradas de valor gol en el derbi. El Madrid se tambaleaba a poco que el Atleti apretaba y le buscaba las cosquillas. Lo que pasa es que los de Simeone estaban más preocupados de defenderse que de atacar. Y vive Dios que lo hacían de maravilla. Pasaban los minutos, resistía el Atlético y nos encaminábamos hacia el descanso. Al que llegamos sin mas cosas dignas de mención más allá de un par de córners que botaron los rojiblancos sin daños para el Madrid.

El descanso fue lo mejor del derbi. Que volvió a nacer en la reanudación con dominio del Atlético y un disparo de Julián Álvarez que repelió abajo Courtois. Los de Simeone volvían a manejar el derbi ante un Real Madrid más espectador que expectante. Un resbalón inoportuno pero con garbo de Mendy provocó sendos córners para los rojiblancos. Volvía rugir el Metropolitano.

Hizo el acordeón el Atlético y retrocedió otra vez. Pero el Real Madrid seguía tocando con una lentitud desesperante. En el 59 un cabezazo de espaldas de Rodrigo de Paul se envenenó y lamió por fuera el palo derecho de Courtois. El derbi, aunque quedaba una eternidad, apestaba a prórroga. Ancelotti hizo sus dos primeros cambios en el 65: Camavinga por Modric y Lucas Vázquez por el amonestado Tchouaméni. Fede Valverde pasaba a ser mediocentro. Puede que no fuera la mejor idea del mundo pero al menos era una idea.

El penalti que condena a Vinicius

Al Real Madrid, por cierto, le quedaba Mbappé, que no había aparecido en el derbi. Lo hizo en el 65 con una jugada individual en la que sentó a Giménez primero y a Lenglet después, que no tuvo más remedio que placarle dentro del área. Fue un penalti clarísimo. Se lo pidió Vinicius. Mbappé agachó la cabeza. No parecía la mejor decisión. No lo fue. El brasileño la echó a las nubes para disfrute de un Metropolitano que sintió alivio y se partió de risa al mismo tiempo.

En el 78 Ancelotti metió a Brahim para quitar a Rodrygo. El brasileño se fue jurando en arameo y casi encarándose con el entrenador madridista. Al Real Madrid le había afectado el fallo del penalti pero estaba intentando llevar el derbi al área del Atlético. En el 81 Mendy se echó la mano a la parte posterior del muslo y decir basta. Salió en su lugar Fran García, que no estaba ni vestido.

Brahim le había cambiado el rostro a un Madrid que, por fin, estaba creándole problemas serios al Atlético. En el 84 Simeone metió a Lino por Gallagher. Se moría el derbi y los rojiblancos firmaban la prórroga. No tanto los de Ancelotti, que lo seguían intentando. Simeone metió a Correa y Sorloth por Giuliano y Griezmann.

Y la tuvo Correa nada más salir, al filo del 90, en una jugada en el área pequeña que la echó a las nubes cuando se mascaba el 2-0. Apretó el Atlético, con la energía de los cambios, en las postrimerías del partido. Resistió el Real Madrid, pero no un De Paul que se había vaciado. Entró por él Nauel Molina y pasó Marcos Llorente al centro del campo. Y con ese cambio nos fuimos a una prórroga que parecía cantada antes de empezar.

Una prórroga cantada

De salida metió El Cholo a Le Normand por Lenglet en previsión de que el derbi se iba a partir y habría que correr al espacio. El técnico del Atlético sabía que el peligro del Real Madrid estaba en Vinicius y Mbappé. De inicio dominó el Real Madrid y replegó el Atlético, que desplegó a Correa por velocidad en una acción que abortó Rüdiger.

Respondió el Real Madrid con un disparo de Brahim en la frontal que atrapó abajo Courtois. En el 96 cayó Reinildo y entró en su lugar el veterano Azpilicueta. Dos minutos después los blancos, que habían cercado el área de Oblak, perdonaron en un centro-chut de Fede Valverde que se envenenó. El Atlético ya cerraba con seis atrás con tal de llevar el derbi a los penaltis.

Se esfumó la primera parte de la prórroga en la que el Real Madrid encerró, ahora sí por sus propios méritos, a un Atlético que parecía demasiado fundido. Azpilicueta se llevó puesto a Brahim en el 105 y la falta la botó Lucas Vázquez para que la pelota lamiera por arriba el larguero de Oblak.

Siguió dominando el Real Madrid en el inicio de la reanudación de la prórroga. Brahim navegaba a la perfección en el mar de piernas rojiblancas. Parecía más que posible que el equipo de Ancelotti lograra el segundo. Rüdiger era más tiempo delantero centro que central. Apretaba los dientes el Atlético en un auténtico manual de resistencia. Era como si El Cholo firmara los penaltis.

Siguió apretando el Real Madrid y el Atlético lo fiaba todo a una contra aislada. Ancelotti quitó del campo a Vinicius para evitar la tentación de que quisiera tirar un penalti. Metió a Endrick, que igual hasta se pedía tirar un penalti. A los que llegamos sin solución de continuidad.

Abrió plaza Mbappé. Gol. Luego fue Sorloth por el Atlético. Gol. 1-1. Turno en el Real Madrid para Bellingham. Gol. La réplica era para Julián Álvarez. Gol. 2-2. El tercero era para Fede Valverde. Pero entonces intervino el VAR para detectar un doble toque del argentino y lo anuló. 2-1 para el Real Madrid. Valverde también marcó y 3-1. Le tocaba a Correa. Tocó Courtois pero gol. 3-2. Ahora iba Lucas Vázquez. Paró Oblak. Seguíamos 3-2 pero iba Marcos Llorente para igualar la tanda. Al larguero, al larguero, al larguero. Turno para Rüdiger para abrochar la tanda. Si marcaba, el Real Madrid estaba en cuartos. Lo marcó, lo marcó, lo marcó… y el Real Madrid se metió en cuartos de la Champions. Porque Dios es del Madrid, eso ya se sabe.

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